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La historia nos cuenta de un pueblo muy antiguo que habitó en la región del Oriente próximo, cuyas costumbres, política, religión y cultura, han permeado de manera incalculable la historia del mundo entero. Se trata del pueblo de Israel, conocido también como el pueblo hebreo, de origen semítico.


Gran parte de la historia antigua del pueblo de Israel, se encuentra registrada en el texto bíblico y está asociada con acontecimientos milagrosos, multitud de portentos y acciones prodigiosas atribuidas a su divinidad, el Dios YHWH y por lo tanto es un registro histórico de fuertes connotaciones religiosas e ideológicas, que llevan a muchos a tomar distancia de estos relatos, cuando su orientación religiosa o ideológica es contraria o diferente. No obstante, y a pesar de esa fuerte connotación religiosa de la historia antigua de este pueblo, existe también una muy importante y valiosa descripción de un modelo de sociedad y un modelo de comunidad que vale la pena ser tenido en cuenta.
Respecto a la precisión de los hechos históricos narrados en la Biblia, hay mucha discusión. ¿Cuál fue el lugar exacto en donde este pueblo vivió?, ¿de dónde salieron, ¿cuál es su origen?, ¿quiénes lo conformaron?, ¿cuánta gente era?, entre muchas otras preguntas que nos podríamos hacer y que de hecho se plantean hoy entre las diferentes disciplinas. Lo cierto es que este pueblo es una realidad histórica, realidad que tiene su origen en Egipto y tras una larga lista de aventuras atraviesan el desierto del Sinaí, hasta llegar a una región poblada por una serie de pequeños pueblos conocidos como los pueblos cananeos. .


Desde la antigüedad, el estilo literario del diálogo ha sido muy valorado, ya que permite – a través del intercambio de ideas o posiciones personales -, avanzar en la comprensión de uno o varios temas. El presente libro nos brinda esta riqueza; en la primera parte, el autor – de manera respetuosa y a la vez profunda -, se aproxima a la realidad del presente siglo, con un tema de gran vigencia y actualidad como lo es la homosexualidad.
Milton J. Martínez M.


De manera respetuosa, pero con firmeza, en una primera parte que ya había sido publicada en el año 2005 – cuando se discutía en el Congreso de la República los derechos de las parejas homosexuales -, el Doctor Milton Martínez entabla una conversación desde el respeto y la cordialidad, manteniendo con argumentos serios una clara posición, dentro de un diálogo constructivo con su interlocutor, un homosexual quien le plantea una serie de reparos. En la segunda parte de la obra, el autor hace uso magistral de las herramientas de la exégesis y hermenéutica bíblica, para aproximarse a los textos del Antiguo y Nuevo Testamento, que tienen relación con el tema, y que son estudiados Ad lítteram, brindándonos una visión panorámica e histórica sobre esta temática. El presente es un trabajo serio y dedicado que aporta al diálogo entre la comunidad cristiana y el tema no agotado de la realidad de las parejas homosexuales. Como el autor lo manifiesta, no es un escrito para cerrar o clausurar el tema, sino al contrario es un gran aporte para enriquecer el diálogo entre cristianismo y homosexualidad.

Daniel Villalba Huertas
Muchos son los que han querido hacer de la sociedad un tablero de ajedrez, sobre el cual se proyectan todo tipo de estrategias con el fin de darle Jaque Mate al contrario, no obstante, se hace necesario contrarrestar ese peligroso juego del ensayo y el error al que esos muchos le han apostado.


Una lectura de los oráculos de Amós a las naciones, de cara a las circunstancias sociopolíticas de la actualidad.

760 años antes de Cristo, cuando transcurría el siglo VIII, aparece en el escenario de la sociedad judía, un personaje que rompería muchos esquemas del momento.
Amós, quien será el primer profeta que podemos fechar con precisión, será el primero de una serie de cuatro profetas que habrán de pronunciarse en una época en la que no corrían buenos vientos en términos de justicia social, a pesar de ser un siglo en el que la prosperidad económica parecía ser característica.
Amós, un hombre del campo, aparece en el escenario profético para denunciar el atropello que un reducido sector de la sociedad, las clases dominantes, están cometiendo contra la gente del común, que corresponde a la gran masa de la población de Israel.
Para esta época, y desde hacía ya cerca de 170 años, la mítica nación hebrea se encontraba dividida en dos. Ya no era un solo pueblo de Dios, ahora son dos: el Reino del Norte que conservaría el nombre de Israel y el Reino del Sur que asumiría el nombre de Judá. Estas dos naciones se encontraban a su vez rodeadas de una gran cantidad de naciones vecinas, algunas de ellas en un tiempo amigas de Israel y en otro tiempo enemigas.
Amós decide en ese tiempo, levantar su queja contra ocho naciones cuidadosamente seleccionadas, dentro de las cuales incluye a las dos naciones que fungen como “pueblo de Dios”. Pero su discurso, por demás, un discurso muy bien elaborado desde diferentes puntos de vista, será un discurso que hoy nos permite tener un interesante acercamiento a la comprensión del concepto bíblico de pecado.